Mi montaña rusa y un día más
Alguna vez escuche en una serie de televisión la comparación de nuestras vidas con una montaña rusa, algunas veces estas en la parte más alta y luego sin previo aviso empiezas a descender.
Yo hasta hace unos días creía que estaba en la cima de mi mundo, que aunque bajara podría sostener conmigo todo lo que llevo en manos, pero hoy me di cuenta que sólo fui una ilusa.
¿A quién diablos podría engañar? Hasta hace un rato estaba apunto de escribir lo maravilloso de mi día, porque en sí fue muy bueno hablé con personas desconocidas en la universidad y me reí con ellos (aunque no niego que estuve algo incomoda pero luego me solté), luego decidí ir a visitar a mi amigo Luis que vive por Surco. Y como si fuera cosa del destino apenas entro a la combi una persona muy querida sube empezando a repasar conmigo nuestros años de juventud (que tenga 20 años no me dice que aun estoy joven), al bajarme y entrar en casa de mi querido guitarrista me doy con la sorpresa de que habían dos patas más uno de ellos mi compañero y amigo de promo Gianfranco (el cual en abril se va a Australia) y un chico completamente extraño en mi mundo llamado Franco (que al final me enteré que está en mi facultad estudiando la misma carrera que yo y en el mismo ciclo, “que pequeño es el mundo”).
Los vi jugar fútbol, los oí tocar sus mejores canciones porque estos chicos tienen un gran talento en la guitarra no me extrañaría verlos pronto en la televisión peruana con una banda ya formada (a excepción de Gian), luego más tarde apareció otro gran talento musical llamado Javier (la verdad es que no estoy segura, dijo su nombre tan bajo que no lo oí). Cuando vi a toda esa mancha de chicos en la casa de Luis, sentí pánico, uno porque creía que podría incomodarlos y la otra porque todos eran chicos n_nU.
Para mi suerte mi querido amigo, pronto Austriaco, tenia mucha curiosidad de mi vida y empezaba a preguntar y contarme cosas demasiado interesantes que empecé a reírme muy pero muy fuerte como hace tiempo no lo hacía. Sentía mi latir muy rápido y mis emociones explayarse de felicidad (no se confundan jamás me gustó ninguno de mis amigos), sólo fue sensación de los recuerdos resurgiendo, la promoción, los viajes, los paseos, todas las cosas que quedaron atrás en algún lugar de mis memorias, lugar en el que Gian y Luis se encargaron de revolver.
A la larga pasando ya dos horas en su casa, los dos chicos completamente desconocidos zarparon sin un adiós después de la divertida (para mi porque solo hablaba con mis amigos) tarde.
A penas se marcharon, Luis y Gian muy ansioso me plantearon sus próximos planes y las novedades (mejor dicho los chismes) que me había perdido durante este periodo de absoluta desaparición.
Quizás entre el tiempo en que empezamos a almorzar en la mesa lujosa (que tiene mi amigo cerca de sus impactantes ventanas traslucidas), saludar a sus familiares (ya que tiene una familia algo amplia) y reírnos de todo, se perdió en mi memoria la historia de un vacío y extraño dolor.
Justo después de bajar del taxi me puse en marcha hacia mi casa (porque me jalaron nada más), fue ahí que mirando las viejas calles de San Juan de Miraflores recordé aquel sentimiento lleno de ‘disculpas’, ‘amor’, ‘celos’, ‘discusiones’ y ‘palabras de afecto’. Me acosté sigilosamente en mi cuarto susurrando para mí su nombre y preguntándome si las cosas iban bien.
Vi en un plano perfecto, entre la escena de mi vista fijada en el ropero de metal cerca de mi cama, un vagón descendiendo. Al principio iba muy lento (llevaba yo en manos los objetos de mi más preciado corazón) y luego sin creerlo posible bajaba a una velocidad más halla de la vista de nuestros ojos, caía y caía, apenas sosteniéndome y sobre todo aforrándome a aquello que más quiero en este mundo (que pocas cosas buenas me ha dado). Ya que bajé esos rieles sobre mi vagón a una gran velocidad y sigo cayendo me pregunto ahora si la cosa que aún a la cual me aferro ahora, sigue en mis manos. Aún no puedo verla con claridad.
¿es mi culpa o es culpa de la montaña rusa?
CANCIÓN DEL DÍA: